lunes, enero 15, 2007

Alma Gemela

Mi nombre es Santiago, tengo 25 años y estoy a punto de casarme. Me caso el viernes con Julieta, mi novia. El mismo día de la boda cumplimos 5 años. No se porqué será pero no estoy seguro de lo que voy a hacer. Quiero, pero no estoy seguro. Creo que si cuento todas las peleas que tuvimos hasta hoy, no llegan a 10. Me siento bien con ella, no digo que no, pero no se, tengo miedo de que no sea ella la mujer indicada.

Yo estaba bárbaro conmigo mismo hasta que el otro día la psicóloga me cagó el día. Me preguntó si ella era la mujer de mi vida. Nunca me lo había preguntado a mi mismo. Pero para eso existen los psicólogos, para arruinarte el momento donde vos pensas que encontraste el equilibrio y estabilidad mental y te das cuenta que el Borda queda cada vez mas cerca de tu casa.

Ahora no se si me quiero casar. Se me llenó el culo de preguntas ¿y si no es ella? ¿quién decide quien es la mujer de mi vida? Que carajo ese eso del alma gemela, la media naranja? Solo me queda algo por hacer...

Santiago toma lápiz y papel, calculadora y se pone frente a la computadora.


Veamos... según el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas (INDEC) hecho en el 2001, en Argentina hay 36.260.130 habitantes de las cuales 18.601.058 son mujeres. Eso quiere decir que más del 51% del total son mujeres. Es un montón. Y ahí dentro de todas ellas esta el amor de mi vida. Que cagada... son muchas minas.


A ver... hay 5.045.102 millones de bebas y niñas hasta 14 años. Si lo restamos del total quedarían 13.555.956 mujeres. Por supuesto saquemos a la abuelas, bisabuelas y tatarabuelas. Todas ellas suman 4.559.047. Quedarían todavía 8.996.909 mujeres.


Quitamos a las mujeres adultas, ya casadas o divorciadas, seguramente con hijos. No se, la onda es si es que existe eso del alma gemela, que se yo, me gustaría tener mis propios hijos y no criar los ajenos. Sé que también hay muchas solteras sin hijos a esa edad, pero es probable es que quieran la media naranja de mi billetera y una consolidación a una vida segura económicamente.... sin ofender a nadie por supuesto. Todas ellas suman 3.249.354. Quedarían 5.747.555. En esta última cifra esta ella.


He decidido dejar una franja de edades que van desde los 15 hasta 34 años... ¿Qué? Bueno loco, tengo 25 años, estoy en la mitad y hay buenas pendejas de 15... que se yo... todo sea por el amor de mi vida.


Como todos los hombres sabemos, o por lo menos los que leemos el diario, hay mas mujeres que hombres en la Argentina. Sin embargo existe otro dato que entorpece mi calculo matemático para encontrar a mi otra mitad. Dentro de la franja que he dispuesto, increíblemente hay mas hombres que mujeres. Exactamente 5.700.160 sementales que me pueden escupir el asado.... la putísima madre que lo parió me voy a morir mas soltero que el llanero solitario. Es casi el doble!


O sea que las posibilidades de que encuentre a mi alma gemela es del 1%. En otras palabras, una cagada. Adán en el Éden no tuvo este problema, el hijo de puta tenia el 100% de las chances.


Ponele que la mitad ya estén casadas o de novia. Eso me daría una cuanta total de 2.873.777. No me da por mas que sea mi media naranja cagarle la novia a un chavon o romper una familia. En el fondo creo que soy buen tipo.


A ver... empecemos a definir: ¿qué me gusta de una mujer? Me gustan las rubias o de castaño claro: 1.265.325. Que sepan cocinar: 965.267. Que sepan respetar mis tiempos: 627.369. Que sepa lo que quiere en la vida: 426.589. Que tengamos cosas en común: 326.478. Que le encante el sexo: 4.165.436. Que le encante cómo hago el amor: 156 (¿?). Que disfrute de una siesta: 34. Que no deje de abrazarme: 15. Que le encante mirarme mientras duermo: 9. Que pueda soportar mis locuras: 3. Que pueda amarme y amarla hasta el final de mis días: 1...


Santiago desliza una sonrisa y lleva consigo su hoja con sus deducciones matemáticas. Él corre a buscar a aquella mujer quien sería su complemento para toda su vida. Como él la había querido, como él la había imaginado, como Dios la había creado para él.
Llega a la casa de Julieta y ella no se encuentra. Toca timbre y nadie atiende. Se sienta agitado en la puerta a esperarla, si es necesario para siempre. Mira a su alrededor y encuentra en el piso un papel arrugado. Lo toma, lo abre y sabe que su mundo se derrumba. Deja caer aquel papel arrugado que de igual forma que el suyo, contiene operaciones simples de resta, suma, multiplicación y división. El resultado no fue el que esperaba...