viernes, diciembre 14, 2007

Segundos

Recién me sucedio algo extraño. O no, nose...
De golpe percibí un "aroma" particular que me hizo creer que estabas al lado mio. Y aunque luego me percaté que solo era una sensación, fueron lindos los segundos que creí que así era...

lunes, diciembre 03, 2007

Cuentos de Diván (Edición Especial)

Por Gabio
Psicoanalista: No pensé que volvería.
Julieta: Yo tampoco
P: ¿Entonces?
J: Acá estamos Doctor, Sola.
P: ¿Le molesta? La soledad, digo
J: Me molesta no entender el por qué de mi soledad. Soy una mujer independiente, que cuando no estoy trabajando, estoy capacitándome en alguna cuestión, solo para mejorar mi parte intelectual. Odio complicarle la vida a los demás, desarrolle una increíble capacidad para hacerme cargo de mis cosas. Visito a mis padres los sábados libres y a mis abuelos los domingos. Los jueves ceno con amigas. No soy una mujer problemática, no me gusta pelear, nunca entendí los celos infundados. Los miércoles tomo clases de pintura y los lunes cocino para toda la semana. Es verdad que detesto planchar, pero prefiero hacerlo los martes antes de usa ropa arrugada. Cuando me enojo, siempre es conmigo misma, trato de irme lejos, reflexionar y solucionar lo que me disgustó. Me gusta leer el diario para estar informada. Me encanta sorprender. Riego todos los días mis plantas y si me queda tiempo libre redecoro mi casa.
Ah! y los más importante Doctor…
P: Imposible, ya no queda tiempo.

Los besos que no nos dimos

Te di un beso, me diste otro. No te podía dejar ir, pero los compromisos están para cumplirse me dijiste. Te bajé a abrir, me diste un beso, te di otro y partiste.
Volví y encontré un beso en el ascensor. Lo tomé y lo guardé en el bolsillo. Me puse a limpiar y encontré cuatro en la alacena, dieciséis entre las sábanas y ocho entre los sillones. Seguí buscando y tropecé con dos en el baño, siete en el balcón y uno en la heladera. Me lavé la cara y vislumbré dos más pegados en el espejo. Seguí recorriendo mi casa e iba reuniendo todos los besos que no nos dimos. Los puse en una bolsa y prometí guardarlos hasta que nos volvamos a ver.
Al día siguiente tomé la bolsa para ver si seguían allí. Y es extraño como funcionan los fenómenos. Muchos son inexplicables y misteriosos; indescifrables y hasta creíbles, pero a veces es así como los tenemos que interpretar. O es que tal vez que no se interpretan, sino que se sienten. Quién sabe, no?

Mientras aquellos besos dentro de la bolsa, se reproducen…