sábado, octubre 20, 2007

Cuentos de Diván (2° entrega)

Walter: - No sé en qué fallamos doctor…
Psicoanalista: - No fallaron como pareja, se fallaron entre ustedes. ¿Pensás que realmente la conocías, Walter?
W: - Obvio que la conozco. 12 años en pareja. ¿Cómo no la voy a conocer? Sé como hacerla reír, cómo hacerla llorar. Sé que cada mañana cuando se despierta va y se toma un vaso de agua antes de preparar el desayuno. Sé que se suena los dedos antes de prender la computadora, que le gusta el mate amargo y los café bien dulces. Si me suena el celular en cierto momento del día sé que es ella. Cuando voy caminando por la calle y una persona pasa a mi lado con el mismo perfume, me es inevitable llamarla. Cada vez que la quiero sorprender adivina lo que voy a hacer. Había días que sabía cuándo iba a querer hacer el amor y cuando me iba a decir que le dolía la cabeza. Sé cuales son sus puntos débiles y su talón de Aquiles, el lugar exacto para hacerle cosquillas y que son 7 los puntos de una operación. Sé lo que más la enoja y que nunca se guarda nada. Sé que su número preferido es el 22 y su canción preferida es Hey Jude de los Beatles. No le gustan las frutas secas y es alérgica al ají molido y al queso crema. Le aburren los libros largos y odia el hígado. Siempre elije la pata del pollo y a Alanis Morissette para cantar en la ducha. Cuando se cambia la ropa me dice que el marrón y el negro no combinan...
Como verá doctor, la conozco de memoria, nada podría tomarme por sorpresa.
P: - Y no habrá sido eso?
W: - ¿Qué cosa Doctor?, ¿Conocerla de memoria? o ¿Haber perdido la capacidad de asombro?
P: - En ese orden Walter… en ese orden.

martes, octubre 09, 2007

El velociraptor del Área Chica

Por Mauro E. Zigliani
...el artesano de gira

Cuando uno comienza la historia de alguien que pasado el tiempo, se transforma en un símbolo futbolístico de cualquier institución, es necesario destacar las virtudes técnicas ligadas al balompié. Bueno, este no es el caso.
Hoy! Jóvenes!!, les voy contar la historia de un tipo que allá por los primeros años del siglo XXI, no se destacaba por su gambeta, ni por su elegancia para amasar la redonda, mucho menos por “matar” la pelota con el pecho, ni siquiera por su juego aéreo… sino por su ubicuidad dentro del rectángulo mas pequeño del campo: El Área Chica.
Su vida y obra pasó dentro de ese rectángulo, esa jaula que para un animal del gol como era Matías Gastón Arilli, mas conocido como “El Loco”, formaba parte de su hábitat natural.
Un desconocido alguna vez lo bautizó “el velociraptor”, vaya a saber uno que se le cruzó por la cabeza a esa persona, tal vez fue un error al señalarlo teniendo en cuenta que era en un partido nocturno; lo cierto es que nunca fue esclarecido ese suceso, pero quedo grabado en la memoria de todos los que alguna vez compartimos un lugar en el glorioso equipo del Furano FC, del que este exquisito jugador (lo de exquisito es por los maravillosos perfumes que usaba durante los partidos), también era fundador y tesorero.
Cuenta la leyenda, que su sola omnipresencia predisponía a comentarios de los rivales que intimidados ante semejante estampa, no dejaban de remarcar que había que estar cerca del “7” (número histórico de Arilli) porque “parece bueno”. A los 10 minutos de comenzado el juego, esas sospechas se desvanecían.
Pero donde sí levantaba suspiros inalterables, era en la platea femenina; ahí si que se desenvolvía como nadie. Al verlo pasar, las mujeres que observaban los partidos del tricolor, se perdían ante sus ojos, dejando para otros especialistas sus “yerros” futbolísticos más comunes.
Pero una tarde de invierno, cuando el sol moría detrás de unas nubes que ingratas lo cubrían, El Loco Arilli confeccionó su más maravillosa obra, el rebote.
Si señoras y señores, un majestuoso centro elevado desde la derecha por un pie mágico, fue conectado por la cabeza del delantero con el que hacía dupla, y fue a parar a las manos de un arquero que imberbe no retuvo… En ese preciso instante, cuando el mundo parecía paralizado, apareció él, el hombre gol de Furano Fútbol Club, para tomar ese rebote y con la sola utilización de su suela derecha, la empujó a la red para que todos se unan en el grito sagrado de gol.
El velociraptor, dinosaurio carnívoro fósil, no era capaz de volar porque su anatomía ósea se lo impedía. Pero según estudios mas modernos, sugieren que quizás los antepasados del velociraptor sí volaban, y que si retuvo las plumas fue para mantener el calor de su cuerpo, camuflaje, exhibición de cortejo sexual, incluso para mejorar la maniobrabilidad y aumentar el empuje durante la carrera.
Así sólo se entiende como Matías Gastón Arilli, “el loco”, llega un segunda antes que todos, es el más fulminante frente a sus rivales y convierte goles increíbles.
Así y sólo así, se entiende como a alguien se le puede haber ocurrido alguna vez, rebautizarlo como el Velociraptor del Área Chica…


Dedicado para el Cumpleaños de su amigo, el Loco Arilli (7)