Y ésta maldita globalización que ni siquiera sirve para encontrarte cuando decido buscarte, cómplice absoluta de lo tan cobarde que fui cada vez que vos me lo pediste.
Pero no nos pongamos locos, ni miremos para otro lado que éste “Feliz Cumpleaños” es la absurda excusa que busco para no sentirte (elegidamente) lejos o para no sentir la mochilita de la culpa todos los días firme en mi espejo, mirándome, odiándome, consolándome, lastimándome. Y vos con tu magia de inocente (de nadie me ha lastimado aún y seria incapaz de lastimarte), que me convence una y otra vez que haber llegado en ese ( y ningún otro ) momento fue tan acertado como irte cuando empezaba con esa rutina de indecisiones, esa colección de “no sé”, esa catarata de inseguridades que sólo vos podías/sabías hacerlas girar en 360º y trasformarlas en un cachetazo de dolor necesario; para que todo vuelva al remanso de tus abrazos, esos que elegí y elijo cada vez que sin miedos, sin dudas, sin la estupida teoría del orgullito barato, volves incansablemente a convencerme de lo mismo. Esa protección a tu-mi niña caprichosa y mi abuso de repetirlo hasta el hartazgo sabiendo que nada podría ser más perfecto que necesitarnos sin una jodida excusa.
Esa bendición de lo simple que simplemente te hace único, esas veces que no te subiste a mi tren porque supiste entender que era mío y todo mío y lo hiciste frenar en la estación siguiente para bajarme con el más tierno entendimiento de que lo complicado es extremadamente perverso para dos personas que como vos y yo, no entienden de razones.
No sé cuando es tu cumpleaños y que poco me importa, solo necesitaba sentirte cerca y que sepas que tu ausencia está ahí, recordándome que me faltas y que decididamente te estoy extrañando de la manera que menos me gusta.
Donde quieras que estés.... que los Cumplas feliz.
Mi casa, 18 de Septiembre