"Esa es la vejez que quiero con vos" me dijiste. Ese dia te creí.

Y esa foto que nos prometimos en Córdoba, y esa vejez que nunca va a envejecer, se esfuma en un vaso que dejaste de llenar. Solo la almohada empapada nos recuerda que al final de la función volveremos a ser dos desconocidos, que recordarán este sin sentido, sin entender nada y entendiendolo todo.
Nuevamente guardo tu fotos, una vez mas saco mi libreta de explicaciones, otra vez arrojo a este corazón equilibrista acostumbrado a tus vertigos, esos que me hacen vomitar. Tengo un ensayo de azar, un tercer tendón de aquiles y un cajón por ordenar, un calendario sin abriles, y una llave para cerrar esta historia de una vez y para siempre.
No necesito ningun duelo para poder velarte, no quiero ningun adios para poder despedirte, no necesito olvidarte porque ya sos un recuerdo, no quiero seguir escribiendote estas lineas, por eso... adiós.