Eres la excepción a la regla. Por lo menos a la mía. Tu pelo, tus ojos, tus brazos. Eres eso que no esperaba en el andén de ningún tren, ni arriba de ningún 108. Eres la recensión a todas mis quimeras, sin idolatrar en vano ese globo rojo que se eleva cada vez más. Eres eso que no suponía ni aguardaba. Eres la excepción a todo lo que conozco, alejando fantasmas de polleras monótonas y besos que nunca son droga. Eres la que nunca podría imaginar abrazar tanto, sobre sábanas impermeables, indivisibles a las rosas y jazmines. Malditos sean los despertadores que rompen nuestros sueños y nos dividen sin nuestro consentimiento.
Tienes palabras de sobra, sin dudas ni silencio que incomoden. Somos mitades que ahora sí encajan, que sí claman extrañarse, sin pensar tanto ni enroscarse sin que valga la pena.
Y termino esta inútil confidencia sin querer pretender demasiado, más que codiciar tu atención, ya que el resto lo tengo pensado: Jugar a ir de la mano, caminar sin soltarnos y ver hasta donde llegamos…
Tienes palabras de sobra, sin dudas ni silencio que incomoden. Somos mitades que ahora sí encajan, que sí claman extrañarse, sin pensar tanto ni enroscarse sin que valga la pena.
Y termino esta inútil confidencia sin querer pretender demasiado, más que codiciar tu atención, ya que el resto lo tengo pensado: Jugar a ir de la mano, caminar sin soltarnos y ver hasta donde llegamos…