lunes, septiembre 24, 2007

Solo los Domingos

Solo los domingos, suelen engañarse entre si. En el día donde la cabeza más abruma con un monologo el padecimiento del amor, se ven para mentirse el uno al otro y así no tener que disimular nostalgias.
Se prometieron palabras trasparentes y un contrato sin reembolso. Sin embargo saben del peligro de su juego y sus consecuencias. Mientras se besan, se tientan, se ríen. Se inventan el uno al otro, de la mano y un abrazo, un helado y una película, una cena y un regalo.
Hasta que un día jueves, él se dio cuenta que la amaba…

Te amo – dijo él.
Solo los domingos – contestó ella.

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