Te di un beso, me diste otro. No te podía dejar ir, pero los compromisos están para cumplirse me dijiste. Te bajé a abrir, me diste un beso, te di otro y partiste.
Volví y encontré un beso en el ascensor. Lo tomé y lo guardé en el bolsillo. Me puse a limpiar y encontré cuatro en la alacena, dieciséis entre las sábanas y ocho entre los sillones. Seguí buscando y tropecé con dos en el baño, siete en el balcón y uno en la heladera. Me lavé la cara y vislumbré dos más pegados en el espejo. Seguí recorriendo mi casa e iba reuniendo todos los besos que no nos dimos. Los puse en una bolsa y prometí guardarlos hasta que nos volvamos a ver.
Al día siguiente tomé la bolsa para ver si seguían allí. Y es extraño como funcionan los fenómenos. Muchos son inexplicables y misteriosos; indescifrables y hasta creíbles, pero a veces es así como los tenemos que interpretar. O es que tal vez que no se interpretan, sino que se sienten. Quién sabe, no?
Volví y encontré un beso en el ascensor. Lo tomé y lo guardé en el bolsillo. Me puse a limpiar y encontré cuatro en la alacena, dieciséis entre las sábanas y ocho entre los sillones. Seguí buscando y tropecé con dos en el baño, siete en el balcón y uno en la heladera. Me lavé la cara y vislumbré dos más pegados en el espejo. Seguí recorriendo mi casa e iba reuniendo todos los besos que no nos dimos. Los puse en una bolsa y prometí guardarlos hasta que nos volvamos a ver.
Al día siguiente tomé la bolsa para ver si seguían allí. Y es extraño como funcionan los fenómenos. Muchos son inexplicables y misteriosos; indescifrables y hasta creíbles, pero a veces es así como los tenemos que interpretar. O es que tal vez que no se interpretan, sino que se sienten. Quién sabe, no?
Mientras aquellos besos dentro de la bolsa, se reproducen…
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